martes, 5 de enero de 2010

HASTA SIEMPRE, SANDRO.

Ayer se fue de gira, como dicen los actores cuando parte un compañero. La noticia cayó como un balde de agua fría, aunque todos supiéramos que estaba al límite de la resistencia. Pero la había peleado como un león; era notable que esa fuerza interior lo mantenía vivo. Yo no adhiero a esa costumbre de buena parte de la sociedad de encumbrar a los que mueren; muchas figuras públicas habían sido olvidadas en vida, estaban sin trabajo y sin oportunidades, pero nadie los recordaba. No es el caso de Sandro, él tuvo un romance continuo con la gente, de todas las edades, hombres, mujeres, jóvenes. A las grandecitas nos decía "nenas" o "gordas mías", y todas lo sentíamos como una caricia. Sandro fue único; revolucionó el espectáculo en una época todavía pacata, cuando su movimiento pelviano fue tildado de "obsceno". Creó muchas de las canciones con que alguna vez vivimos un momento de amor, y las cantaba con el alma y con el cuerpo. Mantuvo su vigencia durante 40 años.
Nunca hizo circo con su vida provada ni con su pensamiento o ideología, pero siempre tenía una respuesta cabal a las preguntas insidiosas. Fue un ídolo del mundo, que no se fue a vivir a Miami o a Mónaco. Se quedó en Bandfield y se casó con una mujer común, como cualquiera de nosotras.
Por todo eso, salud, Sandro. Te recuerdo con una copa y una rosa.

1 comentario: