viernes, 30 de abril de 2010

LA MEDALLA Y LA MANO- POR MEMPO GIARDINELLI

Hace poco más de un mes, el 26 de marzo pasado, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció un reconocimiento a la fundación que presido en el Chaco. Nuestra institución había sido recomendada de forma unánime como merecedora de una de las 200 Medallas del Bicentenario por su tarea de difusión, promoción y defensa del libro y la lectura, y eso significó, sin dudas, un inmenso honor para nosotros.
Se nos anunció también la entrega de dicha Medalla durante la Feria del Libro y aumentó nuestro compromiso la enumeración de notorias personalidades igualmente honradas como Quino, María Elena Walsh, Osvaldo Bayer, Hermenegildo Sábat, Clorindo Testa, Julio Bocca y Carmen Argibay, entre muchas otras.
Obviamente, pensamos que el homenaje nos lo hacía el pueblo porteño. Por eso respondimos que el “reconocimiento nos parece honroso y lo aceptaremos con mucho gusto”.
Sin embargo, un par de semanas después recibimos la información de que “las Medallas del Bicentenario a escritores y editores” serían entregadas el 27 de abril a las 20 (o sea ayer) en la Sala Roberto Arlt de la Feria del Libro. Se anunciaban “15 medallas a escritores, editores y personalidades que realizan un aporte a la difusión y promoción del libro, la lectura y la cultura. Las medallas serán entregadas por el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el Ing. Mauricio Macri, o, en su defecto, por el ministro de Cultura de la Ciudad...”.
Este anuncio nos llevó a tomar otra decisión: sin ánimo de ofender a ningún habitante de la ciudad de Buenos Aires, de inmediato renunciamos a recibir la Medalla Bicentenario.
Esta decisión se basó en varias razones, que expusimos ante las autoridades de la Ciudad y preferimos no hacer públicas hasta ahora: por un lado, la sospecha de estar ante una posible jugada política, pero sobre todo no quisimos que el señor Macri, a quien no apreciamos ni respetamos personal ni políticamente, nos entregara nada. No quisimos que homenajeara a nuestra modestísima institución una persona que desde el comienzo de su gestión achicó presupuestos y reparticiones de educación y de cultura. No quisimos recibir esta medalla de un mandatario que puso a un troglodita en el Ministerio de Educación; que designó a ex policías de espantosa trayectoria al frente de la naciente Policía Metropolitana; que ordenó la compra de pistolas-picanas y al que la Justicia investiga por haber ordenado escuchas telefónicas.
No quisimos el homenaje de un jefe de Gobierno que hace de la mentira política un estilo tan fuerte como fuerte es su frivolidad. Un político, además, que como diputado nacional fue menos que mediocre porque casi no apareció por el Congreso aunque seguramente cobró todos sus sueldos puntualmente. Un intendente que es duro para perseguir a 1500 trapitos que se ganan la vida cuidando coches, pero es muy blando para combatir a los que lucran con la prostitución; que persigue con más saña a los pobres que a los explotadores de mano de obra esclava de los que hay tantos en su ciudad. Y que encima practica la censura ideológica en los textos educativos sobre el Bicentenario y en los que se recuperan 200 años de historia destacando “la resistencia de los esclavos, las asociaciones de inmigrantes, la ley de residencia de extranjeros de 1902, las mujeres y los derechos políticos, los golpes militares, la Noche de los Bastones Largos, las asociaciones de derechos humanos, la libertad de expresión y finaliza con el tema de los pueblos originarios y el retorno a la democracia de 1983” como bien definió la UTE-Ctera.
Seguramente mi mano no vale gran cosa, pero es la mía y está limpia. Durante más de diez años de menemato, y aunque recibimos innumerables invitaciones y propuestas de aquel gobierno, en la intimidad de mi familia y de la Fundación juramos que ese hombre no estrecharía nuestra diestra. Y no lo hizo.
Del mismo modo, no quisimos ahora darle la mano a este señor en la Feria del Libro. Y por prudencia preferimos esperar a que pasara la fecha para hacer pública esta renuncia.
Que nos disculpe el pueblo de la querida ciudad de Buenos Aires, pero su máxima autoridad no nos gusta. No vemos diferencia alguna, por lo menos en lo ideológico, entre el señor Menem y el señor Mauricio Macri.
Fue por eso que, no sin dolor, renunciamos a recibir esta Medalla del Bicentenario.
Página 12- 28-4-10

domingo, 25 de abril de 2010

CARTA ABIERTA A MARCELA Y FELIPE NOBLE

Carta abierta a Marcela y Felipe Noble Herrera
Estimados Marcela y Felipe:

Hemos podido conocer el pasado jueves 22 vuestra solicitada aludiendo a su situación. Angustiosa y dolorosa situación reconocida con total franqueza y valentía por ustedes mismos. Situación, por otra parte, que no es novedosa para nuestra sociedad y que aparece atravesada o teñida de conflictos y ocultamientos; una historia que nos ha marcado con huellas de muerte y desapariciones. En definitiva, vuestra historia -sin ustedes desearlo- puede ser una de aquellas que conforma el drama de nuestro país.

Notamos intranquilidad en sus palabras, y desde lo más profundo los entendemos, los comprendemos y deseamos acompañarlos solidarizándonos con ello.

Frente a eso, nuestra experiencia pastoral nos permite afirmarles con alegría y con paz que no hay nada más sanador y liberador que la verdad, sea cual fuere. Dolorosa a veces al comienzo, pero siempre liberadora. Nada más coherente con el Dios que anunciamos y en el que confiamos, ya que su mensaje es revelador de la verdad.

Ustedes aparecen tironeados en la clásica lucha entre la verdad y el ocultamiento, la luz y las tinieblas; y no dudamos en decirles que no teman, que no tengan miedo en avanzar confiados hacia la verdad. Ella sana y abre ventanas de aire fresco y renovador.

En vuestra carta, ustedes hablan tres veces de su identidad, pero a su vez reconocen que no saben su origen biológico. Del mismo modo que centenares de personas buscan -como ustedes saben- conocer la identidad de sus nietos, hermanos, sobrinos. Ustedes mismos reconocen que su identidad es parcial, y en su memoria, en alguna parte, estará la sangre de aquellos que los engendraron, probablemente en el dolor. No es sano para la sociedad, para las familias, ni para ustedes mismos que quede verdad sin indagarse, oculta y sin investigación.

Confiamos plenamente que el Banco Nacional de Análisis Genéticos, como siempre lo hizo, revelará sin manipulaciones los datos que ustedes demanden para seguir reconstruyendo esa parte de la historia personal que no conocen y que tienen la necesidad de buscar. Pueden, entonces, quedarse tranquilos de la seriedad, transparencia y precisión de estos modernos estudios garantizados por la ciencia.

El Dios que anunciamos y la fe que proclamamos nos repite que la verdad, más que un derecho es un deber. En la Biblia, la verdad no es tanto algo que se acepta o no, sino algo que "debe vivirse"; "debemos obrar la verdad", que es fidelidad. Por ese camino andamos en fidelidad para con Dios y nosotros mismos.

Como pastores de diferentes comunidades y confesiones, no podemos permanecer indiferentes a nuestra realidad; y tampoco queremos hacerlo. Porque creemos que es lo que nos ayudará a vivir una sociedad en paz, en justicia y en verdad. Por eso, con la serenidad que nos da el compromiso que desde hace años queremos vivir, los alentamos a dejar de lado el temor y poner la confianza en la verdad y en Dios. Así, pudiendo conocer su identidad más profunda, podrán desde su lugar contribuir a la pacificación que los argentinos necesitamos, y que sólo puede alcanzarse en la verdad y la justicia.

Con respeto y fe sincera

Presbítero Eduardo de la Serna

Obispo (e) Aldo Etchegoyen, Iglesia Metodista

Rabino Daniel Goldman

Hermana Martha Pelloni